Público vs. privado: la gran discusión porteña en el año que se cierra

30/12/2017 -Clarin.com | Ciudades | Pablo Novillo

Entre obras de transporte, cortes de tránsito, ventas de tierras y hasta casamientos en sitios emblemáticos, el 2017 estuvo lleno de novedades y polémicas sobre el espacio de todos.

Reina del Plata con lujos y pobres, Buenos Aires es una ciudad llena de contradicciones. Villas y palacios, "París y Puente Alsina". Este año que pasó fue uno de sus 437 años. Pero, ¿qué pasó este año? Fue, acaso, uno de los más movidos e interesantes para una discusión siempre presente en la vida urbana: el uso del espacio común, la tensión entre lo público y lo privado. Obras de infraestructura vs. calles cortadas. Veredas que se le quitan a la venta ilegal vs. terrenos estatales que se subastan. Vecinos que realizan una ceremonia privada como su casamiento en un sitio público. Contradicciones.


CIUDAD DE LA FURIA
El tránsito fue uno de los protagonistas del año.

De un lado, por las obras públicas. La inauguración del Metrobus del Bajo, en junio, fue uno de los avances más importantes en cuanto a movilidad: 300.000 pasajeros de 30 líneas de colectivos beneficiados por un circuito de 30 cuadras en el que ahora viajan en la mitad del tiempo que antes. En el área metropolitana, las aperturas de los Metrobus de La Matanza, la Ruta 8 en Tres de Febrero y el nuevo viaducto de Puente La Noria, en Lomas de Zamora, significaron mejoras similares.

Fue también el año en que se iniciaron dos de las obras viales más trascendentes de las últimas décadas. La más importante, que arrancó en enero, es la del Paseo del Bajo, la autopista subterránea que completará la circunvalación de la
Ciudad y liberará de camiones y micros a Puerto Madero. El proyecto incluye la construcción de un parque lineal que se hará sobre el "techo" de la vía y que sumará seis hectáreas de espacios verdes.

La otra obra trascendente es la de los tres viaductos de los ferrocarriles Mitre ramal Tigre, Belgrano Sur y San Martín, que no sólo permitirán mejorar las frecuencias ferroviarias sino también eliminar 27 de las 74 que quedan en la Ciudad.

Pero mientras avanzan estas obras, todas a la vez, el tránsito se desquicia. La obra del Metrobus del Bajo duró siete meses y volvió imposible la circulación en la zona. Los cierres de pasos a nivel en Belgrano, por ejemplo, también suman fastidio. La avenida Moreau de Justo, en Puerto Madero, tiene varias interrupciones simultáneas, panorama que se mantendrá hasta 2019 cuando, supuestamente, se inaugurará el Paseo del Bajo.

Si a esto se le suman eventos puntuales, como el operativo por la cumbre de la OMC que blindó a Puerto Madero y el Bajo, el tránsito empeora. Y más aún si, al calor de la política, siguen abundando los piquetes. Salvo el desalojo del 28 de junio en la avenida 9 de Julio, el Gobierno porteño no cambió su conducta y siguió tolerando los piquetes en el centro, aún cuando otras zonas sensibles estaban bloqueadas por las obras.

CALLES TRÁGICAS, JUSTICIA A MEDIAS

La seguridad vial, una deuda​

El tránsito de Buenos Aires es, muchas veces, trágico. La inseguridad vial sigue siendo un drama, y la Justicia, también contradictoria, no siempre repara el dolor.

Este año hubo un siniestro vial que impactó por sobre el resto. Fue en Vicente López, el 20 de enero. Silvia Cabrera, una maestra, estaba en su Chevrolet Agile esperando que cambiara el semáforo de Maipú y Vicente López. mientras tanto, Tomás Núñez Aboy, de 28 años, aceleraba por la avenida en su Volkswagen Surán para escapar de Lucas Pechín y Nicolás Laitano, otros dos jóvenes que lo perseguían en sus autos tras una discusión de tránsito. Al llegar a la esquina atropelló de atrás el auto de la maestra: la mató. Núñez Aboy escapó, la policía lo capturó horas después y luego se comprobó que tanto él como los otros dos conductores tenían alcoholemia positiva. Núñez Aboy hoy espera el juicio con prisión domiciliaria, los otros conductores están libres.

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Pero este año también se caracterizó por varios fallos judiciales en causas de accidentes fatales. En algunos, hubo castigo. Por ejemplo en el caso de Facundo Serrato, el nene de 5 años que murió en 2010 atropellado por un colectivo cuando cruzaba la calle de la mano de su mamá: la Justicia confirmó la condena de 4 años y 3 meses para el colectivero Carlos Verón.

También se hizo justicia con un fallo reciente e inusual, el que condenó a 12 años de prisión a Gustavo Cusato, el joven que en enero del año pasado chocó de frente a un auto, mató a Nicolás Amadini y Nicolás Zárate y dejó gravemente herida a Victorica Condolucci. El causante del accidente iba de contramano por la Panamericana y con el triple de la alcoholemia permitida.

Pero en otros casos la Justicia sólo causó más dolor. Como le pasó a la familia de Bautista Jara, el nene de tres años que murió cuando, en julio de 2014, el coche en el que viajaba con sus padres fue atropellado en la General Paz por la camioneta que manejaba Juan Manuel Sánchez Villar, que iba borracho, en exceso de velocidad y sin anteojos. La jueza Ana Dieta de Herrero sólo lo condenó a tres años en suspenso, con lo cual Sánchez Villar quedó libre.

En casos similares, algunos van presos y otros no: otra contradicción. Donde sí hubo unanimidad fue en la condena social para la picada en la 9 de Julio que corrieron Alejandro Radetic y Alejandro Biscardi. Se trató de uno de los episodios que más repercusión tuvo en los medios, por la indignación que causó el video de la carrera descontrolada. Durante varios días de mayo, los porteños se asombraron con las fotos de Radetic rodeado de autos de lujo, armas y mujeres. Ambos conductores terminaron pagando multas, suspendidos para manejar y obligados a hacer cursos de educación vial.

En la calle. Los manteros de Once resistieron el desalojo pero finalmente fueron removidos.

La venta de tierras públicas​

Uno de los temas más novedosos y polémicos de este año fue la venta de terrenos públicos para financiar obras de infraestructura. Con inusual rapidez, la Legislatura porteña aprobó diversos proyectos para permitir la construcción de edificios en tierras fiscales que luego salieron (o saldrán en poco tiempo) a remate. En algunos casos no hubo mayores discusiones, como la venta de parcelas en el predio detrás de Catalinas Norte, donde habrá más torres de oficinas premium. Con el dinero del remate se financiará parte del Paseo del Bajo. Tampoco hubo demasiada polémica con la autorización para construir en parte del terreno ferroviario de Retiro del lado de Avenida del Libertador, donde a futuro habrá edificios de la misma altura que en la vereda de enfrente.

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Pero en otros casos los proyectos avanzaron incluso pese a la oposición vecinal, como pasó en Catalinas Sur, en La Boca, o con el playón ferroviario de Colegiales, donde la gente, en ambos casos, pedía menos edificios y más espacios verdes.

En la Ciudad y la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE, la titular de los terrenos) aseguran que se trata de espacios desaprovechados, y que al venderlos se fomentan la inversión y el empleo. En la oposición responden que Buenos Aires se está desprendiendo de los pocos terrenos libres que le quedan. Lo cierto es que, entre los ya vendidos y los que saldrán a remate, la superficie de esos lotes sumada equivale a cerca de 40 manzanas.

Pero así como se venden terrenos públicos, también el Estado actuó para recuperar espacios de todos que estaban privatizados de hecho. Fue el caso de los manteros de Once, desalojados el 10 de enero de los alrededores de la estación del Sarmiento. Hoy la zona está en vías de recuperación, más ordenada, y los comerciantes ya no sufren la competencia desleal de la venta ilegal.

La tierra, las calles, las veredas porteñas: ¿de algunos o de todos? Otra contradicción.

La participación de los vecinos​

Hay espacios privados que de tan queridos, de tan clásicos, de tan admirados, se vuelven públicos. Pocas cosas son tan porteñas como la costumbre de pasar el tiempo en un café, y todos los vecinos tienen su bar favorito. Por eso, cuando el Gobierno porteño habilitó la encuesta para elegir al "Mejor Café de Buenos Aires", la respuesta fue inmediata. Votaron 20.000 personas, y con el apoyo de 3.706 ganó Las Violetas, la histórica confitería de Almagro.

Y si el café es un clásico, ni hablar de la milanesa. La gente también eligió su preferida: en otra encuesta ganó la que sirven en El Antojo, en Villa del Parque. Más moderna, en cambio, fue la elección de la mejor hamburguesa de la Ciudad, porque ganó la de Williamsburg, un local nuevo de Palermo.

Y así como algunos lugares particulares parecen de todos, también hay ceremonias privadas que se empezaron a hacer en lugares públicos. Durante este año más de 130 parejas de porteños se casaron en sitios emblemáticos de Buenos Aires, como el teatro Colón, la Usina del Arte, el Jardín Japonés o la cancha de Boca.

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Intensa, elegante, rica y pobre. Con soluciones nuevas y problemas eternos. Contradictoria. Así es Buenos Aires, también lo fue este año. "La ciudad está en mí como un poema que no he logrado detener en palabras", dijo Borges. Después de eso, mejor no escribir nada más.