Embates contra el Darling Tennis Club

Página 12 | Por Nicolás Romero

La administración de Cambiemos quiere subastarlo para construir las torres del complejo Catalinas Sur II, pese a que está protegido por ley.

El negocio inmobiliario con terrenos fiscales que impulsa el gobierno nacional junto a la administración porteña de Cambiemos tiene contra las cuerdas al centenario Darling Tennis Club, uno de cuyos terrenos el Estado pretende subastar para que se construyan las torres del complejo Catalinas Sur II. Por eso, sus directivos presentaron un cautelar para frenar la venta, que implicaría la pérdida de un tercio de las instalaciones de la entidad, e iniciaron acciones legales en el fuero federal contencioso administrativo. En ambos casos el argumento es el mismo: el club está amparado por el Régimen de Promoción de los Clubes de Barrio y Pueblo, una ley nacional, la 27.098, ratificada por Ciudad, que asegura “el derecho a la propiedad” para aquellas instituciones deportivas “que tengan sus sedes construidas en terrenos fiscales”. El presidente de la institución, Daniel Calabrese, explicó que además de las instalaciones que se perderían y que ponen en riesgo al club, en ese predio “hay una gran cantidad de árboles que funcionan como pulmón verde del barrio, junto con el Parque Lezama”.

El club cuenta con 750 socios y esta ubicado en Brasil 50, en el barrio porteño de La Boca. La sede, en la que entrenaron Juan Martín Del Potro y  Federico Delbonis, entre otros, tiene tres hectáreas, dos de las cuales están escrituradas a nombre de la institución. La tercera parte, de unos 8000 metros cuadrados, se asienta en tierras que pertenecen al Estado nacional, por las que la entidad paga un canon mensual desde 1983 a la Administración General de Puertos. En esa parcela, que el Estado pretende subastar y que fue puesta en valor a través de los años por los socios del club, hay tres canchas de tenis de polvo de ladrillo, donde funciona el Centro de Alto Rendimiento del club, un gimnasio, una cancha de fútbol y el estacionamiento.

El terreno del club, y otro lindero, que salió a la venta con un precio base para la subasta de 45 millones de dólares, sin encontrar compradores hasta el momento, pertenecen a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE). Por un acuerdo entre Nación y Ciudad, vía Legislatura, que se encargó de la rezonificación del área para aumentar la capacidad constructiva, y un decreto presidencial, se autorizó la venta para construir torres de entre 60 y 75 metros de altura.

“El año pasado, presentamos una demanda contra la AABE ante el fuero federal y una cautelar para frenar la venta, porque la ley dice expresamente, en el artículo 18, que nos deben proteger respecto al derecho de propiedad del predio. Como la cautelar fue rechazada en primera y segunda instancia, recusamos a los jueces de la Cámara de Apelaciones”, explicó Calabrese, sobre el mecanismo que les abre el camino hacia la Corte Suprema.

Para el directivo, no deja de ser curioso que “los mismos legisladores de la ciudad que ratificaron la ley nacional de clubes, sancionada en 2015, son los mismos que autorizaron el cambio de zonificación y la posible venta para negocios inmobiliarios”. Sin embargo, pese a este antecedente, no dejó de sorprender a los directivos del club la actitud posterior del oficialismo. “El año pasado, cuando festejamos el centenario del club, el vicejefe de Gobierno (de la Ciudad), Diego Santilli, nos dijo ‘vamos a solucionar el tema del terreno’. Y veinte días después salió el decreto de Mauricio Macri diciendo que se venden los terrenos”.

“La venta, además de reducir el  espacio verde en la ciudad y sacarnos un tercio del club, nos pone en peligro de desaparecer porque perderíamos el estacionamiento. No se puede estacionar en la zona y muchos socios vienen de otros barrios. Perderíamos socios y no­sotros no recibimos subsidios”, advirtió el directivo.

Pero la amenaza de venta que pende sobre el club también pone en riesgo las múltiples actividades sociales que la entidad realiza con la comunidad. A través de la iniciativa Darling Solidario, realizan actividades deportivas para los chicos de la Villa 31 y de la Isla Maciel. Además, por medio de convenios con jardines y escuelas públicas de la zona prestan sus instalaciones para hacer la jornada extendida de los colegios.

“Estamos abiertos a la comunidad desde hace muchos años, y tenemos escuelas del barrio que lo usan como lugar de deportes. Son varias escuelas de La Boca, San Telmo y Catalinas”, contó Calabrese, y explicó que “este año, además, empezamos a dar clases gratuitas, a través del Centro de Alto Rendimiento, para chicos del barrio y colegios”.

“Tenemos 101 años y mucha trayectoria, nacimos antes que la Asociación Argentina de Tenis”, remarcó, y recordó que “ya pasamos muchas situaciones con los terrenos del club. No es la primera vez. En 1918 fue fundado en donde está el Hospital Argerich, y en 1945 la Municipalidad nos sacó los terrenos para hacer el hospital y nos mudó a este lugar, que era un bañado lleno de escombros, en la que los mismos socios levantaron las canchas de tenis. En la década del 60, había un proyecto para continuar la avenida Martín garcía, que iba a pasar por el medio del club, y eso se evitó. Y lo mismo pasó con Osvaldo Cacciatore (el intendente designado por la dictadura cívico-militar) que quiso hacer la subida de la autopista a La Plata pasando por las canchas de tenis, y se logró que la desviara”.