El resurgimiento de Parque Patricios: se radicaron 307 empresas y sigue creciendo

09/06/2018 - Clarin.com Ciudades | Silvia Gómez
Cambios urbanos. Distrito Tecnológico

Cada día, recibe a más de 12 mil personas que trabajan en el Distrito Tecnológico.

Cuando se creó el Distrito Tecnológico, en 2008, el subte todavía no llegaba a Parque Patricios. Hoy es una pieza clave para el progreso del barrio. Foto: Diego Waldmann

Cuando en 2008 la Legislatura porteña votó la creación del Distrito Tecnológico, a Parque Patricios no llegaba el subte. Tampoco tenía el curioso privilegio de contar con un edificio de uno de los arquitectos mas famosos del mundo, el británico Norman Foster. El parque -que siempre fue el corazón del barrio- se encontraba degradado y tenía partes usurpadas. No había cadenas de heladerías o de cafeterías. La pizzería El Globito y las empanadas de La Quintana, de avenida Caseros y La Rioja, eran casi las únicas opciones gastronómicas.

Diez años después, el barrio está totalmente renovado. Con casi 250 empresas operando y 12 mil personas que llegan para trabajar, pero también para comer, tomar un café, salir a caminar por el parque, ir a un gimnasio y hacer compras. En fin, para vivir y dinamizar este rincón de la Ciudad.

La mudanza de la sede del Gobierno porteño al edificio de Foster, en 2015, contribuyó también al impulso de Parque Patricios. Según datos del Ministerio de Economía y Finanzas porteño, hasta mayo se habían radicado 307 empresas en el barrio, de las cuales 247 estaban operando y reunían 12.283 empleados. Las otras 60 aún sin operar se comprometieron con la Ciudad a empezar a hacerlo antes del final de 2019; así estiman que se incorporarán otras 7.000 personas a la dinámica barrial.

Delimitado por las avenidas Amancio Alcorta, Sáenz, Chiclana y Brasil, y por las calles Alberti y Manuel García, el Distrito Tecnológico otorga algunos beneficios a las empresas que se radican en la zona. Por ejemplo, están exentas de los impuestos a los Ingresos Brutos, de sellos e inmobiliario. Y se les facilita la obtención de créditos en el Banco Ciudad. También están exceptuadas del pago del ABL. El mismo beneficio reciben los empleados de estas que tienen una vivienda o la alquilan en Parque Patricios, siempre y cuando puedan demostrar la relación de dependencia.

Las universidades tienen iguales ventajas. La primera en instalarse fue el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), que convoca a 600 estudiantes. Le seguirán sedes de Caece y la Universidad del Salvador.

Para muchos el futuro está en la construcción de viviendas. “Para el año que viene se espera la mudanza de empresas muy grandes. No dudamos de que el siguiente paso a nivel inversión son las viviendas. Por eso, después de levantar siete edificios de oficinas y de mudar 35 empresas al Distrito, decidimos apostar por lo residencial. Compramos un terreno en Chiclana al 3100 y empezaremos las obras en 2019”, cuenta Flavio Galli, titular del Grupo Tueroc, que hizo los edificios de Despegar, Al Mundo, Bumeran y BDO Consulting. “Cuando llegamos al barrio no estaba hecho el tendido de la fibra óptica”, recordó.
uan Manuel Seco, director general de Distritos Económicos de la Ciudad, coincide: “A quienes vienen a trabajar los llamamos turistas diurnos. Son más de 12 mil y para 2019 serán casi 19 mil. Sabemos que hay otros dos proyectos inmobiliarios apuntados a un target joven, con departamentos de uno y dos ambientes y amenities. Responden a un perfil de primera vivienda, buenos ingresos, salarios en blanco y un trabajo estable”. El funcionario confirmó que en el primer semestre del año próximo la multinacional Accenture estrenará edificio corporativo en Rondeau y 24 de Noviembre, adonde mudará a 4.000 empleados.

“Una de las funciones del Estado es controlar que no baje la cantidad de empleados y que no cambie la actividad de la empresa”, explica Seco.

Por supuesto la llegada de las empresas, del subte y de comercios, junto al mejoramiento del espacio público y las obras de infraestructura, generaron una demanda de terrenos y propiedades que hizo subir radicalmente el precio del metro cuadrado.

“En estos últimos años explotó la demanda, incluso en calles transversales y paralelas a Caseros. La vacancia es bajísima. Cinco años atrás la incidencia del precio de la tierra en el metro cuadrado de construcción estaba entre US$ 150 y US$ 200; hoy oscila entre US$ 500 y US$ 600. Y si bien están viniendo empresas que requieren miles de metros cuadrados, también hay un mercado de Pymes que necesitan oficinas de 200 o 300 metros”, detalla Pablo Papadopulos, gerente de la división oficinas de JL Ramos. Y destaca la exención al ABL: “Es un gran beneficio para las empresas, que hoy pagarían entre US$ 1,5 y US$ 2 por metro cuadrado”, explicó.

Pese a los cambios, Parque Patricios resiste la gentrificación, un término de moda en el urbanismo que explica el proceso de expulsión de los residentes tradicionales por parte de los grandes jugadores del real estate. Esta realidad se da en muchas ciudades que se enfrentan a este tipo de cambios. La particularidad aquí es que las empresas demandan sitios que están ociosos, como galpones o ex fábricas, vestigios de un Parque Patricios que se fue apagando con los años y las crisis económicas.

En el moderno café de Caseros y Sánchez de Loria, Hilda cuenta: “A la pizza de los sábados en El Globito no la cambio por nada, pero el café de la tarde me lo tomo en este lugar que tiene sillones como los del living de casa. Traigo a mis nietos cuando los busco de la escuela y les encanta”.

¿A todos los vecinos les gustan los cambios? “Conozco un jubilado que abrió un comercio chiquito y vende sándwiches caseros -dice Elizabeth, mientras hace footing-. Él siente que revivió y el lugar se le llena de jóvenes. También están los que protestan por la suba del ABL o porque hay autos estacionados por todos lados. Para mí lo importante es que no se pierda la esencia: el barrio también es el parque, Huracán, la pizza de El Globito y, ahora, el viejo teatro Urquiza recuperado por los vecinos”.

Dos proyectos para el sur porteño: un ministerio en la cárcel de Caseros y un polo hospitalario
Fuera de los límites del Distrito Tecnológico, pero a muy pocos metros, hay dos proyectos que ocupan al Gobierno porteño. Uno es el de mudar un ministerio a la ex Cárcel de Caseros y el otro es el complejo de hospitales que podría construirse en terrenos donde hoy funciona el Muñiz.

Con el primero todo marcha bien, porque se convertirá en la sede de Economía y Finanzas: "Creo que una de las grandes señales que dio la Ciudad fue que apostó primero a la zona sur. Es un objetivo que tenemos y que queremos llevar a cabo en los próximos años, porque somos los últimos en el Centro y lo lógico sería mudarnos para terminar un ciclo de descentralización", dijo a Clarín Martín Mura, ministro del área.

Al mismo lugar también podría mudarse la AGIP -Administración Gubernamental de Ingresos Públicos- y dejar su histórico edificio de la esquina de Suipacha y Viamonte.

El otro proyecto en estudio trae una fuerte oposición y mucha polémica. La idea del Gobierno porteño es, en terrenos donde hoy funciona el Hospital Muñiz, reunir otros cuatro hospitales: el Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP), el Udaondo, el Marie Curie de oncología y el de rehabilitación respiratoria, María Ferrer.

Pero los trabajadores se oponen y están preocupados: "El Gobierno busca disfrazar de modernización un nuevo achicamiento de la salud. Esos hospitales no tienen nada que ver entre sí", explican desde las asambleas y entienden que se trata de "un negociado inmobiliario".

La obra costaría 160 millones de dólares y una parte se financiaría con la venta de los predios del Udaondo, Ferrer e IREP. Desde la Ciudad afirman que los puestos de trabajo están asegurados.